© All rights reserved. Powered by VLThemes.

Declaración Post Covid-19

by CAAP

La crisis de la pandemia del COVID-19 trajo a primer plano su relación directa con otras crisis globales (climática, de biodiversidad, de crecimiento urbano), que resultan de la forma en que los seres humanos nos relacionamos con la naturaleza y de políticas inadecuadas, inscriptas dentro de sistemas de producción y consumo que no son sostenibles a largo plazo que implican un profundo deterioro ambiental.

Los equilibrios de funcionamiento de los ecosistemas urbanos se han vuelto más precarios debido a la presión que ejerce el crecimiento poblacional concentrado en las ciudades, y por las demandas de bienestar a expensas del agotamiento de recursos naturales componentes naturales valiosos para la supervivencia.

La pandemia ha puesto de manifiesto nuevas facetas de problemas preexistentes, tanto en la operatividad del estado como en el funcionamiento de las ciudades. Esta crisis nos ubica en un lugar primordial de actuación como arquitectos de paisaje. Consideramos necesario poner en valor:

  • Las restricciones sociales y económicas durante la cuarentena han generado procesos de comprensión de nuevos aspectos de la vida cotidiana doméstica y barrial, el rol de la densidad, movilidad y comercio en el funcionamiento urbano, la interdependencia entre actividades económicas y no económicas, entre otras.
  • La importancia de la salud, del bienestar individual y colectivo para la calidad de vida, revalorizado los sistemas de salud pública y de cuidado y visibilizado el rol del Estado para atender la emergencia en distintas escalas y hábitats.
  • La toma de conciencia de la necesidad del contacto con la naturaleza, la importancia de la actividad física y la recreación la peatonalidad, la disponibilidad de espacios verdes y la versatilidad de las calles para satisfacer dichas necesidades.

La atención de estos problemas en la normalidad por venir cuestiona la viabilidad de las políticas urbanas convencionales, la capacidad estatal para incorporar el nexo científico en sus procesos de toma de decisiones y el modelo de producción y consumo.

Estamos en una transición, que opera como un espacio de reflexión, aprendizaje, revalorización, para iniciar acciones transformadoras, importantes y urgentes, mediante la percepción colectiva de una “nueva normalidad”, basada en una visión socio-ecológica que genere mayor conciencia ciudadana y recree el imaginario urbano.

El COVID-19 desafía a todas las comunidades a nivel mundial, se conforma como un llamado al sentido común, a la solidaridad y a la renovación de los valores comunes. Es un llamado de atención a los gobiernos respecto a qué tipo de infraestructura es realmente imprescindible, que tipo de ciudad es la que realmente las personas necesitamos.

Podemos afirmar que la cuarentena COVID-19 ha expuesto la importancia de los parques, las veredas y otros espacios públicos para nuestro bienestar colectivo. Para volver a unir al mundo una vez que la pandemia retroceda, debemos implementar un estímulo verde masivo que construya nuestra infraestructura pública atractiva, imaginativa y baja en carbono.

Esta crisis puede producir también un vuelco hacia lo público, con la comprensión del rol del paisajista y de la importancia de la sustentabilidad y la resiliencia socio-ambiental en la adaptación al cambio climático. La planificación urbano-ambiental puede beneficiarse del potencial integrador del paisaje a la salud, al bienestar colectivo y a la integración de la naturaleza en la ciudad.

Los arquitectos paisajistas, compartimos el compromiso de gestionar nuestros entornos naturales para las generaciones futuras y conectar a las personas con la naturaleza en nuestras ciudades. A través del diseño, podemos hacer de nuestro mundo un lugar mejor enfocando nuestros esfuerzos en la protección y gestión del medio ambiente humanizando los efectos de la urbanización y regenerando los servicios eco-sistémicos.